miércoles, 29 de agosto de 2012

Mucho abarcar y poco apretar


El lunes se puede afirmar que comienza un curso político apasionante, aunque políticamente el Parlamento andaluz esté trabajando este mes con la comisión de investigación de los ERE. Este curso político nos va a traer muchos condicionantes derivados de las medidas que vaya adoptando el Gobierno central con sus recortes y sus medidas económicas en las que nadie confía. La intervención de la Unión Europea cada vez parece más cerca.
En este curso 2012-2013 el Ayuntamiento de Sevilla, buque insignia del Partido Popular en Andalucía va a llegar al ecuador de su mandato con un fuerte desgaste provocado por una gestión que no llega al aprobado en los barómetros de percepción elaborados por el propio Gobierno local, una constante evasión de responsabilidades intentando echar la culpa de todo a la herencia recibida y un alcalde que está en demasiados frentes y que no tiene tiempo para abarcar tanto.
Desde que Zoido preside el PP andaluz en sustitución del derrotado Arenas se nota mucho más la carencia de un equipo municipal de solvencia para parapetar y tapar los huecos que pueda dejar el alcalde. Juan Ignacio gobierna con una mayoría de veinte concejales, pero a la hora de la verdad apenas aparecen en escena Gregorio Serrano, Asunción Fley o Curro Perez. En algunas ocasiones también Amidea Navarro, por el protagonismo que tiene la vida cultural en la ciudad, pero poco más. Y esto hace que se note mucho mas el agotamiento de un alcalde que quiere estar en todo pero no puede. Monteseirin tenía aleros fuertes en su equipo que cubrían muchos huecos y con muchos menos concejales daba una mayor sensación de equipo gestionando, con sus aciertos y sus errores, pero había un gobierno variado (Celis, Fran Fernandez, Maribel Montaño, Nieves Hernández,  Joaquin Diaz, Carrillo en su día, Marchena, etc.) formaban una alineación  más contundente. Es cierto que la estrategia del Partido Popular ha pasado por el personalismo de Juan Ignacio Zoido, resaltando su figura por encima del resto. Pero eso estaba bien en la oposición. Ahora se gobierna y las cosas son distintas, muy distintas. Como dice el refrán una cosa es predicar y otra dar trigo. Y Zoido en su campaña del todo vale para conseguir la alcaldía ha predicado y mucho. Y ahora cuando vamos a entrar en el ecuador del mandato se está viendo que hay poco trigo, o que al menos no se sabe repartir de forma adecuada para dar una buena sensación de gestión.
A Zoido, que además de alcalde es diputado en el Parlamento andaluz, le ha cogido con el pie cambiado el tener que asumir la presidencia del PP en Andalucía y de la noche a la mañana ha pasado a tener como adversarios a Jose Antonio Griñán y a Juan Espadas y se encuentra claramente desbordado. Cuando predicaba en la oposición no imaginaba que su propio partido le iba acabar cortando las alas para que no pudiera dar trigo. Y esa contradicción le está provocando más de un dolor de cabeza.
Un caso de desborde de Zoido ha sido su comparecencia en la comisión de investigación de los ERE. A pesar de su puesta en escena con los archivadores rotulados con la palabra querella, quedo en evidencia por su propio partido que remitió una parte del expediente de la franja pirítica de Huelva solo una hora antes de su comparecencia. Y para colmo con una advertencia al Parlamento andaluz que es un claro ninguneo y falta de respeto a los andaluces por parte de la Delegada del Gobierno.
Zoido fue interpelado y casi acorralado por la diputada socialista Antonia Moro y tuvo que defender una actuación lamentable de la delegada del  Gobierno Carmen Crespo. Zoido con su carpeta archivador recordaba a Lopera con su carpeta azul de gomillas. Pero lo más lamentable, recordaba a esa ex director general de RTVA que dijo un día en el Parlamento que iba “chungo de papeles”. Zoido llevaba todo cogido con alfileres y cayó en algunas contradicciones fruto de ese querer estar en tantos sitios que al final no está bien en ninguno.
Desde que preside el PP andaluz es evidente que ha perdido sitio en la gestión municipal y en puertas del curso que lo llevará al ecuador de su mandato todo apunta a un tortuoso camino hasta el final del mandato.
En el verano que se acaba Zoido ha aparecido para dos obras en barrios de la capital y para recibir un crucero, de lo que por cierto se genero un soberano cachondeo en twiter, y poco más. Y su reaparición en septiembre de impacto será para inaugurar una de las grandes obras del Plan Estratégico de Monteseirin, la ampliación del Palacio de Exposiciones y Congresos. Una obra clave para el futuro del turismo de la ciudad y que ha sido criticada hasta la saciedad por los populares cuando estaban en la oposición y que ahora se aprestan a inaugurar como si la hubieran realizado ellos.
Y también un anuncio que raya la demagogia y la irresponsabilidad y que parece mentira que lo haga alguien que es juez. Zoido ha alardeado de retirar escoltas para ahorrarse cuatrocientos mil euros al año. Cacarear a los vientos que no hay protección personal para algunos con tal de conseguir un titular de periódico es una demagogia que pone en riesgo la vida de las personas.
Si hay que recortar se hace primero por razones de seguridad y si es posible nunca por razones económicas pero sobre todo no se cuenta a los cuatro vientos. Es como si hiciera un llamamiento a los majaretas para que sepan que puedan atacar. De locos. Y todo por decir que es más bueno que nadie ahorrando. Gestionar bien no es eso, sino adecuar bien y justamente los recursos públicos para atender las necesidades de los ciudadanos. Zoido ha metido la pata con este tema.
Si este gobierno municipal quiere cambiar el rumbo de las cosas debe comenzar a liderar las soluciones de los grandes problemas de la ciudad. Y eso no significa hacerse tantas fotos sino tomar medidas que beneficien a la ciudad. En lo que queda de año veremos cómo se liquidan sociedades públicas más que útiles, como Sevilla Global o Giralda Televisión. Dos decisiones más basadas en el revanchismo que en los criterios de gestión.
En definitiva un curso apasionante donde tendremos ocasión de ver hasta donde es capaz de llevarnos este gobierno local y si tiene capacidad de cambiar el rumbo. O por el contrario, ya hemos visto lo que dan de sí y solo nos quedaran dos años para las próximas municipales. Un largo camino donde mucho temo veremos más despropósitos fruto de este tanto abarcar y poco apretar.