El lunes se puede afirmar que
comienza un curso político apasionante, aunque políticamente el Parlamento
andaluz esté trabajando este mes con la comisión de investigación de los ERE.
Este curso político nos va a traer muchos condicionantes derivados de las
medidas que vaya adoptando el Gobierno central con sus recortes y sus medidas
económicas en las que nadie confía. La intervención de la Unión Europea cada
vez parece más cerca.
En este curso 2012-2013 el
Ayuntamiento de Sevilla, buque insignia del Partido Popular en Andalucía va a
llegar al ecuador de su mandato con un fuerte desgaste provocado por una
gestión que no llega al aprobado en los barómetros de percepción elaborados por
el propio Gobierno local, una constante evasión de responsabilidades intentando
echar la culpa de todo a la herencia recibida y un alcalde que está en
demasiados frentes y que no tiene tiempo para abarcar tanto.
Desde que Zoido preside el PP
andaluz en sustitución del derrotado Arenas se nota mucho más la carencia de un
equipo municipal de solvencia para parapetar y tapar los huecos que pueda dejar
el alcalde. Juan Ignacio gobierna con una mayoría de veinte concejales, pero a
la hora de la verdad apenas aparecen en escena Gregorio Serrano, Asunción Fley
o Curro Perez. En algunas ocasiones también Amidea Navarro, por el protagonismo
que tiene la vida cultural en la ciudad, pero poco más. Y esto hace que se note
mucho mas el agotamiento de un alcalde que quiere estar en todo pero no puede. Monteseirin
tenía aleros fuertes en su equipo que cubrían muchos huecos y con muchos menos
concejales daba una mayor sensación de equipo gestionando, con sus aciertos y
sus errores, pero había un gobierno variado (Celis, Fran Fernandez, Maribel
Montaño, Nieves Hernández, Joaquin Diaz,
Carrillo en su día, Marchena, etc.) formaban una alineación más contundente. Es cierto que la estrategia
del Partido Popular ha pasado por el personalismo de Juan Ignacio Zoido,
resaltando su figura por encima del resto. Pero eso estaba bien en la
oposición. Ahora se gobierna y las cosas son distintas, muy distintas. Como
dice el refrán una cosa es predicar y otra dar trigo. Y Zoido en su campaña del
todo vale para conseguir la alcaldía ha predicado y mucho. Y ahora cuando vamos
a entrar en el ecuador del mandato se está viendo que hay poco trigo, o que al
menos no se sabe repartir de forma adecuada para dar una buena sensación de
gestión.
A Zoido, que además de alcalde es
diputado en el Parlamento andaluz, le ha cogido con el pie cambiado el tener
que asumir la presidencia del PP en Andalucía y de la noche a la mañana ha
pasado a tener como adversarios a Jose Antonio Griñán y a Juan Espadas y se
encuentra claramente desbordado. Cuando predicaba en la oposición no imaginaba
que su propio partido le iba acabar cortando las alas para que no pudiera dar
trigo. Y esa contradicción le está provocando más de un dolor de cabeza.
Un caso de desborde de Zoido ha
sido su comparecencia en la comisión de investigación de los ERE. A pesar de su
puesta en escena con los archivadores rotulados con la palabra querella, quedo
en evidencia por su propio partido que remitió una parte del expediente de la
franja pirítica de Huelva solo una hora antes de su comparecencia. Y para colmo
con una advertencia al Parlamento andaluz que es un claro ninguneo y falta de
respeto a los andaluces por parte de la Delegada del Gobierno.
Zoido fue interpelado y casi
acorralado por la diputada socialista Antonia Moro y tuvo que defender una
actuación lamentable de la delegada del
Gobierno Carmen Crespo. Zoido con su carpeta archivador recordaba a Lopera
con su carpeta azul de gomillas. Pero lo más lamentable, recordaba a esa ex
director general de RTVA que dijo un día en el Parlamento que iba “chungo de
papeles”. Zoido llevaba todo cogido con alfileres y cayó en algunas
contradicciones fruto de ese querer estar en tantos sitios que al final no está
bien en ninguno.
Desde que preside el PP andaluz
es evidente que ha perdido sitio en la gestión municipal y en puertas del curso
que lo llevará al ecuador de su mandato todo apunta a un tortuoso camino hasta
el final del mandato.
En el verano que se acaba Zoido
ha aparecido para dos obras en barrios de la capital y para recibir un crucero,
de lo que por cierto se genero un soberano cachondeo en twiter, y poco más. Y
su reaparición en septiembre de impacto será para inaugurar una de las grandes
obras del Plan Estratégico de Monteseirin, la ampliación del Palacio de
Exposiciones y Congresos. Una obra clave para el futuro del turismo de la
ciudad y que ha sido criticada hasta la saciedad por los populares cuando
estaban en la oposición y que ahora se aprestan a inaugurar como si la hubieran
realizado ellos.
Y también un anuncio que raya la demagogia
y la irresponsabilidad y que parece mentira que lo haga alguien que es juez.
Zoido ha alardeado de retirar escoltas para ahorrarse cuatrocientos mil euros
al año. Cacarear a los vientos que no hay protección personal para algunos con
tal de conseguir un titular de periódico es una demagogia que pone en riesgo la
vida de las personas.
Si hay que recortar se hace
primero por razones de seguridad y si es posible nunca por razones económicas
pero sobre todo no se cuenta a los cuatro vientos. Es como si hiciera un
llamamiento a los majaretas para que sepan que puedan atacar. De locos. Y todo
por decir que es más bueno que nadie ahorrando. Gestionar bien no es eso, sino
adecuar bien y justamente los recursos públicos para atender las necesidades de
los ciudadanos. Zoido ha metido la pata con este tema.
Si este gobierno municipal quiere
cambiar el rumbo de las cosas debe comenzar a liderar las soluciones de los
grandes problemas de la ciudad. Y eso no significa hacerse tantas fotos sino
tomar medidas que beneficien a la ciudad. En lo que queda de año veremos cómo
se liquidan sociedades públicas más que útiles, como Sevilla Global o Giralda
Televisión. Dos decisiones más basadas en el revanchismo que en los criterios
de gestión.
En definitiva un curso
apasionante donde tendremos ocasión de ver hasta donde es capaz de llevarnos
este gobierno local y si tiene capacidad de cambiar el rumbo. O por el
contrario, ya hemos visto lo que dan de sí y solo nos quedaran dos años para
las próximas municipales. Un largo camino donde mucho temo veremos más
despropósitos fruto de este tanto abarcar y poco apretar.