El metro parece que será uno de
los ejes de la larga precampaña electoral que iniciará Juan Ignacio Zoido como
casi seguro candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía en 2016. Largo
lo fiamos, pero todo apunta que los populares, que están quemando al alcalde de
Sevilla de forma alarmante, no tienen otra opción. Sobre todo después de que
Arenas se marchara a Madrid a diseñar el desmontaje del Estado de las
Autonomías en la sede de los populares en Génova.
Aprovechando la delicada
situación económica la Junta de Andalucía ha anunciado que de momento se paran
los proyectos de las líneas 2 y 3 del metro sevillano. Y a Zoido se lo ha
puesto en bandeja para arremeter contra el Gobierno de Griñan. Sin embargo se
ha topado de bruces con algunas rebeliones a bordo de su partido, especialmente
el alcalde de Málaga, un auténtico especialista en reverdecer los
enfrentamientos entre las dos capitales andaluzas. No son tiempos para eso,
pero ya se sabe que para algunos no hay límite para poder conservar su
protagonismo.
La línea 1 del metro de Sevilla
es un empeño personal del gobierno socialista de Manuel Chaves y del gobierno
socialista de Sanchez Monteseirin. Esa es la realidad de un transporte que
siempre fue objeto de toda campaña electoral municipal que se preciara. El
propio Rojas Marcos en su momento hacia del metro una bandera innegociable,
pero lo cierto que ni él ni Soledad Becerril consiguieron nunca poner en marcha
con resultado positivo este excelente servicio de transporte público.
Y en todo esto habría que
preguntar dónde estaba el PP cuando las obras tenían alguna dificultad o cuando
el Gobierno central no aportaba financiación. Cuando gobernaba Aznar los
populares andaluces se ponían de perfil y cuando gobernaba Zapatero se ponían
en frente. Siempre la misma técnica. Pero ahora Juan Ignacio Zoido, al que no
le falta la razón como alcalde de
reivindicar las líneas dos y tres, tiene un difícil papel de funambulista. En
el momento que se ha pronunciado contra la Junta ésta le ha recordado a través
de la consejera de Fomento, Elena Cortés, que si quiere ayudar exija al Ministerio de Fomento el
dinero para la explotación de la Línea 1 del Metro de Sevilla", unos 48 millones que paga la
Consejería."Tiene que haber un trato igualitario con Madrid y
Barcelona", ha asegurado Cortés.
Y no le falta razón a la consejera de Izquierda Unida. El PP
ha estado muchas veces enfrente de Andalucía y el gobierno de Griñan, reforzado
por haber continuando gobernando cuando la marea azul lo inundaba todo, no va a
tener reparos en tirar de hemeroteca cuando haga falta y recordar que ahora
piden lo contrario que antes. En definitiva lo mismo que se está haciendo desde
el Gobierno Rajoy, pensar una cosa y hacer otra.
Ahora las circunstancias económicas van a condicionar mucho
las decisiones políticas que se tomen. El presidente de la Junta de Andalucía
afirmó ayer mismo que con la inversión pública se genera riqueza y empleo y que
los recortes solo van a traer pobreza más acuciante.
Por cierto que ayer en los desayunos de Nueva Economía el
presidente andaluz lanzó un dardo duro y directo a las entidades financieras.
Dijo Griñan que hubo tiempos en los que el sobrante de liquidez se “prestaba” a
las entidades para que hicieran mejores operaciones y ahora que hay falta de
liquidez en la administración, las entidades financieras no dan ni aire.
Critico esa falta de reciprocidad delante de la cúpula de Cajasol-Caixa,
patrocinador del evento. O fue
casualidad o Griñan sabia claramente a quien dirigía el mensaje de auxilio
financiero.
Pero la píldora de Griñan mucho me temo que cayó en saco
roto. Andalucía con la venta de Cajasol a la Caixa ha perdido un referente
financiero de importancia. No existe un poder económico andaluz que pueda ayudar
al gobierno autonómico a salir de la crisis. Hay muchas esperanzas puestas en
la conferencia de presidentes autonómicos del día 2 de octubre pero tras oír
ayer al presidente de la Junta parece que nuestra tierra se quedara a las
puertas del fondo de liquidez autonómico, el famoso FLA.
Lo gourmet para salir de la crisis
Donde también se están jugando los cuartos económicamente
hablando es en el sector de la hostelería de delicatesen. El Ayuntamiento de
Sevilla aun no ha adjudicado el mercado del Barranco y ya se habla de otro
proyecto similar en el antiguo mercado de la Puerta de la Carne.
En el Barranco hay un mano a mano de no hay billetes, entre
José Maria Manzanares y Rivera Ordoñez. Bueno lo de no hay billetes es un
decir, porque parece que detrás de este proyecto hay muchos. Cada uno de los
mataderos se ha rodeado de un sobresaliente de gran impacto mediático.
Manzanares con Sergio Ramos y Rivera con Carlos Herrera. Dicen las lenguas de
doble filo que lo que queda es abrir el sobre de la oferta económica y que todo
indica que el proyecto presentado por Fran se puede llevar el gato al agua, Lo
triste es que se rumorean algunos detalles sobre esta adjudicación que
pretenden dañar al proyecto. Por cierto uno más de los tantos de la herencia de
Monteseirin que tan bien vende Zoido.
Y a pesar de eso en el psoe local no acaban de rentabilizar
electoralmente que Zoido hace aguas por
muchos sitios y además solo puede sacar pecho de ciudad cuando vende gestiones
del anterior gobierno culminadas en su mandato.
Como ya he reiterado en más de una ocasión el equipo de
gobierno local se encuentra desbordado. No solo por el trabajo sino por su
desconocimiento de las tareas de gestión, demostrándose que en la oposición
había poco trabajo y mucha foto o discurso demagógico, pero una cosa es sembrar
y otra dar trigo.
Esta misma semana una persona con gran conocimiento en la
ciudad se asombraba de que algún miembro del gobierno local no supiera sobre
planes puestos en marcha por el anterior gobierno en las empresas municipales.
Planes que en su día fueron vapuleados por la oposición hoy en el Gobierno. Ese
es el talento que tenemos y la visión de la ciudad que tienen algunos de
nuestros gobernantes.
La suerte de Zoido es que el psoe está, como ha dicho en
algunos foros el ex alcalde Manuel del Valle, para pasar a la clandestinidad,
No en el sentido de la época franquista de forma literal, pero si en el de
volver a estar en contacto con la gente en la calle, dejando muy a un lado
posiciones orgánicas e institucionales y dando soluciones a la gente de sus
problemas más inmediatos.
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